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Jorge Reynoso Pohlenz Enrique Jeik en la SAPS La obra de Enrique Jeik exhibe una fuerte atención por los conceptos de proceso y de tránsito. En los últimos años esa atención se ha orientado y enfocado, de manera elocuente, a procesos abrasivos, de penetración o de encuentro brusco entre materiales: incidir en la carne cruda, provocar el choque entre maquinarias, aserrar muros o balacear pisos, etc. Si bien esta orientación puede ser explicada, en parte, como la sublimación de la acción desbastadora de su original oficio de escultor y como expresiones estéticas de nociones, de corte histórico-dialéctico, como enajenación, desarrollo depredador o dominación – con la violencia como derivado consecuente de esas relaciones - otros elementos también entran en juego si hacemos una lectura abierta de su obra. Jeikse ha cuidado de que su interés por el efecto – con su consecuencia física y material – no se convierta en efectismo, tendiendo a una gran sencillez (que no simplicidad) de sus propuestas, independientemente de la complejidad de los medios técnicos que involucran. Los materiales intervenidos, a veces de tal manera que se manifiestan como residuos, adquieren la naturaleza de gestos o de signos opacos a la primera mirada; pero es claro que, para Jeik, la madera, el plomo o el acero son sustancias con contenido histórico. Esta creciente depuración conceptual provoca una gran diversidad de lecturas y obliga a reflexionar los procesos involucrados en las obras, productos no casuales de un gran esfuerzo físico y de concentración por parte del artista: Jeikpare, más que idea, sus obras. Estas obras poseen una naturaleza de dos “tiempos”: el que atestigua la intervención del artista o el proceso “abrasivo”– ya sea un momento público o no-público – y el tiempo de estasis, de cese, mismo que realmente aparenta un escenario de postparto o de postcoito, impregnado de una intensidad que no se ha aplacado. Mi lectura es que este artista es más alquimista que taumaturgo; trascendiendo el antecedente escultórico, lo cierto es que pertenece más a Vulcano que a Apolo. Hereda de la modernidad la voluntad de transmutación de los materiales, pero esta acción no pretende una moraleja de corte positivista: hemos mejorado al mundo al sublimarlo. Desde esta perspectiva, la creación es un proceso negativo en tanto que sustrae; arte como abrasión, como entropía, como despojo, como residuo. El polo positivo que equilibra energéticamente el proceso es la voluntad y la experiencia de atestiguar una transfiguración. El residuo es un signo del mundo de la misma manera que el signo es un residuo del mundo, como en las grafías-relieves braille que alguna vez habitaron las piezas del Jeik, o como en su obra que recurre al video: no existe el consuelo de la moraleja, no existe una coda apropiada para un mundo en tensión de sus energías.
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Enrique Jeik in the SAPS The work of Enrique Jeik exhibits a strong attention by the process and transit concepts. In recent years that attention has been oriented and focused, in an eloquent way, to abrasive processes, of penetration or abrupt encounter between materials: to make an incision in the raw meat, to cause the collision between machineries, to saw walls or to shoot floors, etc. Although this direction can be explained, partly, like the subliming of the trimmer action of his original skill of Sculptor and like aesthetic expressions of slight knowledge, of historical-dialectic style, like alienation, predator development or domination - with the consequent violence as derivative from those relations - other elements also come into the game if we do an open reading of his work. Jeikhas taken care of his interest for the effect –including the physical and material consequence - does not become effectiveness, tending to the great simplicity (that is not simpleness) of his proposals, independently of the complexity of the technical elements that are involved. The intervened materials, sometimes in such a way that they are manifested like remainders, they acquire the nature of gestures or opaque signs at first glanced; but it is clear that, for Jeik, the wood, the lead or the steel are substances with historical content. This increasing conceptual purification causes a great diversity of readings and forces to contemplate the involved processes in his works, nonaccidental products of a great physical effort and concentration on the side of the artist: Jeik gives birth, more than invent, his works. These works have a nature of two "times": the first one, testifies the intervention of the artist or the "abrasive" process -weather a public or not-public moment - and the time of extasis, of cease, the same which really pretends a postcoitus or postchildbirth scene, impregnated of an intensity that has not been appeased. |